jueves, 5 de julio de 2012

Plan Monumental de Caracas de 1939: Preámbulo histórico





ELEAZAR LÓPEZ CONTRERAS

                Eleazar López Contreras nace en Queniquea, estado Táchira, el 5 de mayo de 1883.

                En 1889 resuelve unirse a la Revolución Liberal Restauradora. Por tal motivo, el 24 de mayo de ese año se presentó ante el general Cipriano Castro con la finalidad de ofrecer sus servicios, los cuales rechazó Castro por considerarlos a él y a su compañero Carlos Rangel Cárdenas, como "demasiados pichones" para las pruebas que los esperaban. No obstante, López Contreras siguió insistiendo hasta que el 25 de mayo se incorporó al movimiento de tropas de San Cristóbal y el 2 de junio, se le designa ayudante adjunto del batallón Libertador. Comienza así su vida militar en la campaña de Castro, acompañando a éste en su marcha revolucionaria desde Los Capachos hasta su entrada triunfal en Caracas, el 22 de octubre de 1899.

                El 18 de diciembre de 1935 el Gabinete Ejecutivo se reúne en Maracay, donde acababa de morir Gómez, y encarga de la Presidencia a López Contreras (Ministro de Guerra y Marina), quien el día 20 llega a Caracas, donde lo recibe una muchedumbre. Lo primero que hace López es decretar la libertad de los presos políticos.

                El General Eleazar López Contreras fue designado Presidente de la República el 1º de enero de 1936, para completar el período del fenecido Juan Vicente Gómez. Luego fue electo Presidente Constitucional para el período 1936-1942. El 2 de enero de 1973, a la edad de noventa años, murió en Caracas.
               
                Eleazar López Contreras, militar, historiador y político. Fue el último General en Jefe de Venezuela. López fue uno de los del grupo de los 60 que con Cipriano Castro tomaron el poder en 1899. A diferencia de otros militares de la época, él era un oficial de carrera.

                El gobierno de López fue relativamente amplio, especialmente en su primer año. Entre sus medidas podemos mencionar, la promulgación de la nueva Constitución Nacional y una moderna Ley del Trabajo (1936). Asimismo, el "Programa de febrero" de 1936 y "El Plan Trienal" (1938) para el progreso económico y social.
               
                También se establecieron nuevas instituciones: el Instituto Pedagógico Nacional, la Oficina Nacional del Trabajo, el Ministerio de Agricultura y Cría, Ministerio de Comunicaciones, el Consejo Venezolano del Niño, el Banco Industrial, la Oficina Nacional de Cambio y la de Control de Exportaciones, y finalmente, ya en 1940, el Banco Central de Venezuela, y un Acto de Gobierno que la posteridad ha rechazado por inicuo, aunque ha habido quien lo justifique, fue el de la firma del tratado de límites con Colombia, el 5 de abril de 1941 mediante el cual se perdieron 108.000 Km2 de territorio venezolano.

                El gobierno luchó políticamente en las calles, en los periódicos, en los sindicatos y gremios. El régimen hacía algunos cambios pero pretendía que éstos no fueran muy rápidos o muy profundos.

                En este contexto, el gobierno de López expulsó del país a un grupo de intelectuales, dirigentes estudiantiles y políticos acusándolos de ser "comunistas" y por tanto culpables de violar el Inciso Sexto del artículo 32 de la Constitución Nacional. Asimismo, la Corte Federal anuló la elección de todos los parlamentarios de oposición acusándolos de comunistas.

                También se desarrollaron luchas sociales como la Huelga Nacional de los trabajadores petroleros, las protestas de empleados y obreros en las ciudades y las luchas de los campesinos sin tierra que exigían una Reforma Agraria y el fin del latifundismo.


                En otro aspecto, la lucha económica entre las diferentes potencias imperialistas no se pudo mantener por más tiempo y en 1939 estalla el conflicto militar entre las potencias imperialistas fascistas y las democráticas (segunda Guerra Mundial). Venezuela fijó su posición neutral ante el conflicto.


El PLAN TRIENAL de 1938 (7 de mayo de 1938)

                El plan tenía estipulado un gasto de 364.517.722 bolívares, de los cuales el 43% provenía de los recursos ordinarios del tesoro y el 57 % restante se obtendría por financiamiento a largo plazo (20 años).
1) Las obras que se emprenderían con los recursos ordinarios serían:

    a) Sistemas de cloacas para las principales ciudades del país: Caracas, Valencia, Puerto Cabello, Ciudad Bolívar, Barquisimeto, Valera, Maracaibo, San Cristóbal, Mérida, Maturín, Maiquetía, Trujillo, Barcelona, San Juan de los Morros, Los Teques y Cumaná. El monto de las obras de cloacas alcanzaría a 16.299.633 1bolívares.
    b) Defensa de poblaciones, fundamentalmente de aquellas que corrían peligro en época de inundaciones tales como: Encontrados, San Fernando de Apure, Guasdualito, Tucupita y Carora. El monto sería de Bs. 5.400.000 bolívares.
    c) Obras de irrigación en las siguientes áreas.: Valles del Tuy, Nueva Esparta, Lara, Falcón y La Guajira por un monto de 3.000.000 de bolívares.
    d) Hospitales y Asistencia Social, obras por un monto de 16.065.000 bolívares.
    e) Edificios para servicios del Ministerio de Relaciones Exteriores y remodelación por 10.040.200 bolívares.
    f)  Edificios y remodelaciones para servicios del Ministerio de Relaciones Exteriores por 974.000 bolívares.
    g) Edificios para el Ministerio de Hacienda por 700.000 bolívares.
    h) Edificios para los servicios del Ministerio de Guerra y Marina por 10. 111.400 bolívares.
    i)  Dependencias del Ministerio de Obras Públicas por 454.000 bolívares.
    j)  Edificios y escuelas para el Ministerio de Educación por 17.780.000 bolívares.
    k) Edificios para servicios del Ministerio de Agricultura y Cría por 2.996.000 bolívares.
    l)  Edificios para servicios del Ministerio del Trabajo y Comunicaciones por 860.000 bolívares.
    m) Edificios para otros servicios por 2.526.000 bolívares.
    n)  Obras de embellecimiento de Caracas por 4.750.000 bolívares.
    o)  Para caminos de herradura por 2.844.100 bolívares.
    p)  Para reparación de tramos carreteros ya existentes y obras complementarias por 13.041.825 bolívares.
    q)  Conservación y mejora de carreteras por 10.064.397 bolívares.
    r)   Estudios de carreteras ya contratadas por 220.400 bolívares.
    s)  Para navegación marítima y fluvial por 5.400.000 bolívares.
    t)   Para Navegación Aérea, construcción y acondicionamiento de aeródromos por 3.500.000 bolívares.

2) Las obras que se emprenderían con los recursos de financiamiento a largo plazo serían:

    a) Para ferrocarriles por 61.000.000 de bolívares.
    b) Para puertos por 97.000.000 de bolívares.
    c) Para las Salinas de Araya por 6.000.000 de bolívares.
    d) Para estudio, construcción y perfeccionamiento de acueductos de las principales ciudades de Venezuela por  30.000.000 de bolívares.
    e) Para hoteles y balnearios por 5.865.000 de bolívares.

                En este Plan Trienal se inserta es desarrollo del Plan Monumental de Caracas de 1939


DE LA ÉCOLE DES BEAUX ARTS A LA SOCIETE FRANCAISE DES URBANISTES

                La École des Beaux Arts fue fundada originariamente como Escuela Real en 1819 y su sección de Arquitectura provenía de la antigua Academia Real (1671-1793) abolida por la Revolución Francesa. Entre 1795 y 1799 funcionó como Escuela Especial de Arquitectura, luego Escuela Imperial bajo Napoleón (1807-1814), título que retomó en 1852 y que en 1870 se habría de modificar por el de Escuela Nacional Superior de Bellas Artes.

                Los mejores alumnos de la Escuela obtenían los Grand Prix de Rome que los habilitaba para concurrir a la Academia de Francia en Roma y por ende vincularse estrechamente con el mundo clásico. Los sectores de la arquitectura más próximos a la construcción que a las artes estudiaban mientras tanto en la École des Travaux Publics que fuera fundada en 1794.

                La influencia de la École des Beaux Arts fue enorme desde fines del siglo XIX en la arquitectura del mundo occidental y particularmente en Estados Unidos y algunos países de América Latina donde sus egresados dirigieron y orientaron los estudios de arquitectura a partir de sus premisas pedagógicas. Sus textos básicos (Guadet, Barberot, Cloquet, Gromort, Gutton) marcados por la evolución del academicismo clasicista al eclecticismo impusieron un repertorio formal que transformó el paisaje urbano de muchas ciudades.

                En 1911 se había formado en París la Societé Francaise des Urbanistes (SFU) que integraban entre otros los arquitectos Alfred Agache, Marcel Auburtin (1872-1926), André Berard, León Jaussely (1875-1932), Henri Prost (1874-1959) (Quien dirigirá el proyecto del Plan Monumental de Caracas de 1939)  y los paisajistas Jean Nicolas Forestier (1861-1930) y Edouard Redont (1862-1942). El papel de estos técnicos fue decisivo en la preparación de la primera ley urbanística sobre “l´Aménagement, l´embellissement et l´extension des villes” que fuera sancionada en 1919 y reformada parcialmente en 1924 (Ley Cornudet). Estas legislaciones planteaban la obligación a los municipios de más de 10.000 habitantes de contar con un Plan Regulador.

                Las ideas de este urbanismo decimonónico francés se sustentaban en los tres pilares de la funcionalidad vial, el higienismo positivista y las ideas de la estética urbana que afianzaban la belleza arquitectónica y paisajística. En la fase funcional se incluían – en directa vinculación con los preceptos higienistas- los temas vinculados al abastecimiento de aguas y eliminación de residuos. A esto se le daba tanta importancia, debido a las epidemias, que no debe sorprendernos que a comienzos del siglo XX hubiera urbanistas que tomaran este aspecto como central en sus propuestas de planos urbanos.

                Las innovaciones sobre la circulación de vehículos y tráfico y aún los proyectos utópicos de ciudades reguladas por las vías de comunicación en altura fueron impulsadas tempranamente por Eugene Hénard (1849-1923), animador de las primeras tertulias y congresos de urbanismo. En 1910 en Londres, Hénard proponía un nuevo imaginario para “La ciudad del futuro” que nos remitiría a los esbozos futuristas de Sant Elía desprendiéndose de las normativas de composición académica.

                También en lo funcional comienza a esbozarse el tema del “zoning” que el racionalismo llevará como idea fuerza del urbanismo del CIAM, pero que en esta fase no descarta la posibilidad de separar las áreas industriales y los núcleos residenciales de las zonas comerciales o administrativas. Debemos recordar que los grupos modernos del CIAM justamente atacarían por reaccionarios los postulados de las “composiciones” urbanas de los academicistas y sus estrictas normas de simetrías.
               
                Lo propio sucedería con los esquemas de “ciudad jardín” que solían aparecer en las zonas fuelles entre los núcleos fabriles y residenciales. Según ellos la aceptación de las premisas higienistas de la ventilación y oxigenación llevaba a prever áreas verdes de casi un 22% de la superficie urbana (según el proyecto de Agache para Canberra) lo que en muy pocos casos habría de lograrse ya que París tenía solamente un 4%, Berlín un 10% y Londres el 15%.

                Junto a estas zonas verdes, adquirían creciente importancia los espacios públicos destinados a actividades lúdicas y deportivas. Siguiendo las tradiciones de la ilustración del siglo XVIII y en concordancia con las preceptivas higienistas el equipamiento vinculado a salud, asilos y cementerios eran ubicados en la periferia urbana.

                Configuradas las áreas, articuladas por las vías de comunicación, el diseño recurría a modelos geométricos que no soslayaban la cuadrícula pero optaban por núcleos poligonales, ovales o exedras con vías radiales que posibilitaban acortar distancias. Es interesante ver que estos urbanistas franceses rechazan la cuadrícula hispana como símbolo de una traza anacrónica, no meramente por la estrechez de las calles sino también por la reiteración paisajística

                En coincidencia con el pensamiento arquitectónico de la École des Beaux Arts se veía a la ciudad como un objeto capaz de ser abordado en términos de una composición, de un plan de ensamblaje en su diseño, que permitiría modelar la ciudad a la par que inducir su desarrollo. Para ellos el urbanismo era una ciencia que les permitía entender su pasado y formación a la vez que reconocer sus aciertos y errores, un arte donde la intuición y la composición permitirían superar y proponer un futuro urbano mejor y finalmente una filosofía con sentido social que aseguraría la conformación de una sociedad equilibrada contenida en un conjunto urbano armonioso determinado por el Plan.
               
                En realidad esta forma de jerarquizar los planos urbanos procedía de la visión que venían aplicando los agrimensores desde el siglo XIX con énfasis en un formalismo de sentido geométrico, con predominancia de simetrías, diagonales cruzadas o calles radiales que definían las formas urbanas y sus articulaciones.


EL PLAN MONUMENTAL DE CARACAS DE 1939

                La génesis de la planificación urbana en Venezuela se da partir de la contratación en 1938 de Henri Prost, Jacques Lambert y Maurice Rotival.

Entre los años de 1938-1939, al crearse la Dirección de Urbanismo del Distrito Federal, se contrató a los urbanistas franceses Henri Prost (jefe del equipo francés), Lambert, Rotival y Wegenstein, para que elaboraran un plan rector para Caracas, que se denominó “Plan Monumental de Caracas”.

Rotival y Lambert son quienes se involucran más directamente con el proyecto. Ambos vienen a Venezuela, mas es Rotival quien permanece más tiempo en Venezuela. De allí que su nombre esté asociado a los planes rectores de Caracas. El Plan Monumental de Caracas de 1939 se encadenó con el Plano Regulador de Caracas de 1951 y luego con la Tesis para Caracas de 1959.
Henri Prost es uno de los urbanistas más importantes y reconocidos de Francia, tenía profundas restricciones contra las tesis de Le Corbusier o en contra el periodo naciente del Movimiento Moderno.

La rapidez y la simultaneidad en la elaboración del proyecto indican una forma de trabajo en la que la intuición y las decisiones preconcebidas tienen un peso significativo; lo indica que para la fecha del proyecto ya existe solución, partido escogido y en desarrollo, mientras se estudia el pasado urbano de la ciudad, su presente y su futuro.

Entre la renovación y la extensión de la ciudad se escoge la renovación; entre el posible desplazamiento del centro urbano se escoge su valorización. No se oculta la estrategia, Haussmann y París son reiterados como ejemplo. El proyecto arquitectónico es realizado entre enero y marzo de 1939 en París, bajo la dirección de Prost[1].  

El Plan Monumental de 1939 sanciona un modelo de ciudad, una distribución espacial fundada en el ingreso y en el proceso de producción. Así, las zonas industriales y barrios obreros quedan asentadas hacia Catia y Antímano, con algunas zonas adicionales en El Valle y Prado de María. Por el contrario, las zonas residenciales de clase media y alta aparecen fundadas en El Este.

El 11 de julio de 1939, el Gobernador del distrito Federal, Elbano Mibelli expuso ante el Concejo Municipal del Distrito Federal los lineamientos generales del Plan Monumental de Caracas. La exposición fue completada con la exposición de los planos del proyecto.

La Comisión Especial del Concejo Municipal designada para estudiar el Plan de Urbanismo señala en su informe, entre otras cosas, que: “la forma utilizada para la obtención del proyecto no fue totalmente acertada ya que hubiera sido más aconsejable promover un concurso internacional, lo que habría permitido obtener varios proyectos, y seleccionar le mejor”.

De este modo, como señala Martín Frechilla “No hay por el momento más trabajo para los Técnicos Consejeros. El proyecto se queda frío, el Plan de Vialidad operará sin sanción legal, y a la discrecionalidad del funcionario, en ensanches y alineamientos”[2].

El positivismo, y en parte el evolucionismo spenceriano, fueron los fundamentos del pensamiento antropológico y político del lopecismo; esto determinó, en última instancia, la selección del equipo de urbanistas franceses, que ideó el Plan Monumental de Caracas de 1939, que provenía de la Societé Francaise des Urbanistes influida por la École des Beaux Arts, que representaba el modelo pedagógico academicista dando hegemonía a la razón científica que se deriva de los hechos, y descarta las opiniones personales o la imaginación especulativa; todo esto en correspondencia con el pensamiento lopecista.

Además, las ideas de este urbanismo decimonónico francés, que se sustentan en la funcionalidad vial, el higienismo positivista y las ideas de la estética urbana que afianzaba la belleza arquitectónica y paisajística, están muy acordes con la proposición de la Comisión de Obras Urbanas de julio de 1937[3]



[1] J. J. Martín Frechilla. “Rotival de 1939 a 1959, de la ciudad como negocio a la planificación como pretexto”, El Plan Rotival, la Caracas que no fue, Caracas, UVC., 1991, pp. 89-90.
[2] J. J. Martín Frechilla. “Rotival de 1939 a 1959, de la ciudad como negocio a la planificación como pretexto”, El Plan Rotival, la Caracas que no fue, Caracas, UVC., 1991, p. 93.
[3] Véase. J. J. Martín Frechilla. Planes, planos y proyectos para Venezuela: 1908-1958, Caracas, UVC., 1994, p. 347. 

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